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    Los niños tapan la luna con el dedo y creen que así deja de estar en el cielo. Cuando somos adultos, mantenemos a veces este pensamiento mágico y nos decimos que un problema no nos importa o directamente que no existe, pensando así lo eliminamos de nuestra vida. Trabajar nuestra historia muchas veces es complejo y no nos gusta mirarla de frente, inventamos mil maneras de evitarla. Armamos historias, dibujamos una imagen distorcionada de nosotros mismos.

    Recuerda, para poder curar heridas profundas, necesitamos dejarlas a la vista y conectar con ellas. Atrevete a sanarte.
Sanar las heridas emocionales no es una tarea fácil, ni rápida, sanar requiere aceptación, tomar consciencia de la necesidad del cambio, disposición, compromiso, valentía y organización para llevar tu proceso.
Ir a terapia no te crea, ni te destruye, pero sí te trasforma!!!

    Sí te decides a iniciar tu proceso, te comento que brindo atención psicológica en mi propio centro llamado Sanare, ubicado en Grecia, Alajuela. Me encanta trabajar con las personas y poder ayudar en ese camino de sanación.